¡Déjame
destino una señal, déjame al menos tu huella para que la noche no se me haga
insoportablemente egoísta entre las ocultas intenciones!
¡Déjame
huella al menos parte del camino para saber que no ha sido un sueño, para comprobar
que aún puedo ir y venir sin llegar a violentar las dañadas emociones!
¡Agotada
huella, difícil, e incontrolada, no me dejes, no me abandones en la primera
tempestad porque sigo aquí, desecho pero firme entregado en cuerpo y alma a
cada uno de tus volubles requerimientos!
¡Si
lo deseas te puedo prometer!
¡Te
prometeré no un imposible, sino un hecho concreto, uno palpable, para que de
esta manera --naturalmente, si me lo permites-- dejar una ínfima huella en tu semblante!
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